Escrito por Ainhoa Baucells

Mocos en los recién nacidos, consejos para madres y padres

Los recién nacidos presentan un gran desafío para los padres. Tantas cosas nuevas. ¿Esto es normal? ¿Me preocupo por eso otro?

Y dentro de estas preocupaciones siempre nos encontramos con los mocos.

Este artículo proporciona consejos útiles y consejos para los padres sobre cómo tratar el moco en los recién nacidos. Siguiendo estas recomendaciones, los padres pueden garantizar el bienestar y la salud de su hijo.

 

Causas de los mocos en recién nacidos

Es una preocupación común que los padres noten que su recién nacido tiene la nariz tapada o suelta mocos. La presencia de moco en un recién nacido es algo normal y forma parte del funcionamiento y desarrollo normales del sistema respiratorio.

El moco ayuda a proteger al bebé de agentes externos como bacterias y virus, y también sirve para humidificar, calentar y filtrar el aire que respira el bebé.

Es importante que los padres entiendan que la presencia de mocos en un recién nacido no es necesariamente un signo de enfermedad, sino más bien una respuesta natural del organismo. Sin embargo, aunque es normal, puede causar molestias al bebé, especialmente durante la alimentación o el sueño.

Los recién nacidos de forma fisiológica tienen las fosas nasales muy estrechas. Además, de forma muy habitual regurgitan, y las secreciones de leche se pueden convertir en mocos. Y encima los bebés lloran a menudo, lo que hace que también creen mucosidad.

Estas tres cosas juntas hace que sea muy habitual que un recién nacido tenga mocos. E incluso que esta mucosidad le haga hacer ruiditos como de ronquido.

¿Cómo quitarle los mocos a un recién nacido?

Esto es completamente habitual y normal. Los peques tienen moquetes y hacen ruiditos de vez en cuando al respirar.

¿Y qué hago con estos mocos? Pues nada. Irán y vendrán. Pero mientras al peque no le molesten, no haremos nada.

Como mucho intentaremos alcanzarlos con una gasita o algo parecido. Pero no se recomienda gran cosa. Ni siquiera hacer lavados nasales. Y ni mucho menos succionarlos con aspiradores nasales ni con peras. Simplemente si nos preocupa, acudiremos a un profesional sanitario y entonces ya que ellos valoren.

 

Suero fisiológico para despejar la nariz de los bebés

Cuando se trata de abordar el moco de las fosas nasales de un recién nacido, el uso de suero fisiológico puede ser muy beneficioso.

Es importante que los padres conozcan la técnica adecuada para administrar el suero fisiológico en la nariz del bebé y la frecuencia correcta con la que debe utilizarse, para ello recomendamos solicitar consejo al pediatra, nunca improvisando sobre la marcha.

Utilizando la solución salina de la forma adecuada, los padres pueden contribuir a mantener las fosas nasales despejadas, reduciendo el malestar potencial causado por la acumulación de mocos.

Para aplicar la solución salina, los padres pueden colocar al bebé boca arriba y, con la ayuda de un gotero o un espray salino, introducir suavemente la solución en los orificios nasales del bebé.

A continuación, se puede utilizar una jeringa en forma de pera o un aspirador nasal para aspirar el moco aflojado. Este proceso puede repetirse las veces que sea necesario para garantizar que las fosas nasales del bebé estén despejadas.

 

Cómo facilitar la respiración del bebé

Existen medidas adicionales que pueden tomarse para ayudar al bebé a respirar cómodamente, especialmente cuando se trata de mocos excesivos. Por ejemplo, utilizar un humidificador en la habitación del bebé puede ayudar a mantener un nivel óptimo de humedad en el aire, lo que puede evitar que los mocos se sequen y agravar cualquier congestión.

Además, asegurarse de que el bebé adopta una postura que favorezca la apertura de las vías respiratorias durante la alimentación y el sueño también puede contribuir a una respiración más fácil. Manteniendo ligeramente elevada la cabeza del bebé durante el sueño y utilizando posturas adecuadas para darle de comer, los padres pueden ayudar a minimizar las posibles molestias asociadas a los mocos y la congestión.

 

Evitar el contacto del bebé con personas resfriadas

Un aspecto importante de la atención sanitaria a un recién nacido, especialmente en relación con los mocos y el bienestar respiratorio, es la aplicación de medidas preventivas.

Para minimizar el riesgo de que el bebé se exponga a virus u otros patógenos que puedan contribuir a la formación de mocos y afecciones respiratorias, es fundamental evitar el contacto con personas que presenten síntomas de resfriado o gripe.

Las infecciones virales son un factor común en el desarrollo de mocos y síntomas respiratorios relacionados en los recién nacidos, y reduciendo la exposición del bebé a personas enfermas, los padres pueden ayudar a mitigar estos riesgos y salvaguardar la salud del bebé.

Además de minimizar el contacto con personas que se encuentren mal, también es importante que los padres y cuidadores sigan estrictas prácticas de higiene de las manos.

Lavarse las manos de forma regular y minuciosa, sobre todo antes de manipular al bebé, preparar su comida o atender a sus necesidades de higiene, es una estrategia fundamental para reducir la transmisión de patógenos potencialmente peligrosos.

Mediante el mantenimiento de un alto nivel de higiene de las manos, es posible crear una barrera de protección contra la introducción de agentes infecciosos que podrían contribuir a los problemas de mocos y respiratorios del recién nacido.

 

Limpiar los juguetes y los chupetes compartidos

Dado que las manos y la saliva de las personas que manipulan o utilizan los juguetes y chupetes del bebé pueden servir de fuentes potenciales de contaminación, es esencial mantener una rutina regular de limpieza y desinfección de estos objetos. Esta práctica ayuda a disminuir la acumulación y transmisión de patógenos que podrían contribuir al desarrollo de mocos y problemas respiratorios asociados.

A tal fin, es aconsejable lavar y desinfectar los juguetes y chupetes compartidos con frecuencia, especialmente si han estado en contacto con personas que pueden ser más susceptibles de portar agentes infecciosos.

 

Cuándo preocuparse por los mocos del recién nacido

Cuando se trata del manejo de los mocos y la salud respiratoria de un recién nacido, es imperativo que los padres permanezcan atentos a cualquier signo o síntoma que pueda indicar la necesidad de una evaluación médica.

En los casos en que al bebé le cueste respirar de forma persistente o grave, muestre signos de dificultad respiratoria o si le preocupa su bienestar general, es esencial acudir sin demora a un profesional sanitario.

Si el manejo del moco del bebé plantea dificultades o si existen dudas sobre los enfoques más adecuados, consultar a un pediatra puede proporcionar valiosa orientación y apoyo, asegurando que la salud respiratoria del bebé se aborde de forma eficaz.

Pero, ¿y cuándo debemos preocuparnos?

  1. El ronquido pasa a ser constante y/o es un ruido agudo (tipo silbido)
  2. La mucosidad tapona las fosas nasales de tal modo que al niño le cuesta comer. Se nota porque el bebé no puede respirar y comer a la vez. Lo que provoca que esté incómodo o "peleón" durante la toma
  3. La mucosidad hace que le cueste respirar. Lo veremos porque:
    - Respira por la boca constantemente
    - Observamos un aleteo nasal (movimiento de las narinas)
    - El pecho parece hundirse justo abajo del cuello
    - Se le marcan las costillas al respirar
    - Mueve demasiado la barriga con cada respiración
  4. Además de presentar mocos;
    - Come menos o no muestra interés por comer
    - Tiene tos
    - Fiebre ( > 37’5 - 38ºC )
    - Irritabilidad

Ante cualquiera de estos síntomas o si tenemos la duda de que el recién nacido pueda no estar bien, siempre se recomienda consultar a un pediatra. Esto es especialmente importante en bebés menores de 3 meses.

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